Estamos prisioneros,
carcelero:
yo de estos torpes barrotes,
tú del miedo.
¿ Adónde vas que no vienes
conmigo ,a empujar la puerta?
no hay campanario que suene
como el río de allá afuera.
Como el que se prende fuego
andan los presos del miedo:
de nada vale que corran...
¡ el incendio va con ellos ¡
No hay quien le quite la suerte
al dueño de los candados:
murió con un ojo abierto
y nadie pudo cerrarlo!
No sé, no recuerdo bien
qué quería el carcelero...
¡ creo que una copla mía
para aguantarse el silencio!
Es cierto: muchos callaron
cuando yo fui detenido
¡ vaya con la diferencia:
yo preso, ellos sometidos!
Le regalé una paloma
al hijo del carcelero.
Cuentan que la dejó ir
tan sólo por verle el vuelo...
¡ Qué hermoso va a ser el mundo
del hijo del carcelero!
Antología
de Juan ( 1958)
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